miércoles, 23 de noviembre de 2011

EL TRABAJO MÁS DIFÍCIL

                                               


Un marido y su mujer solían discutir porque el marido se empeñaba en decir que su trabajo era más difícil de realizar que el de su mujer.
Un día de verano decidieron cambiar sus ocupaciones: la mujer  se fue al campo a trabajar y el marido se quedó en casa ...

Esta historia acaba de empezar. Tú podrás terminarla ...


Final propuesto por   Miriam  Armario.

   ... hicieron una apuesta a ver quién aguantaba más el trabajo del otro.
El marido que por cierto se llamaba Juan hacía todo tipo de tareas; fregaba los platos sucios,  hacía la comida, limpiaba el polvo, planchaba y guardaba la ropa, etc., y eso era agotador para él.
A su mujer Laura también  le costaba mucho trabajo sus tareas; cultivar hortalizas y verduras, regar todo el campo, recoger la cosecha, etc.
Laura hacía bien el trabajo pero prefería el suyo de antes igual que su marido, pero lo seguían haciendo.
Un día Juan no podía más, pero como no quería ser vencido por su mujer, llamó a escondidas a una empleada de hogar que le hiciera las tareas. La empleada iba todos los días de las diez de la mañana a las tres de la tarde. Juan lo había programado así para que coincidiera con el horario de trabajo de la mujer.
Un día Laura fue a su casa más temprano sin avisar porque quería dar una sorpresa a su marido.
La sorpresa se la llevó ella. Laura se enfadó mucho y le pidió una explicación a su esposo porque no le parecía bien que él no trabajara.
Juan confesó que el trabajo de la casa era muy duro y que por eso pidió ayuda.
Él le pidió a la mujer que volviera cada uno a su ocupación y ella aceptó.
Al final todo acabó bien.


Final propuesto por  Juan Reixach.

   ...  y empezó a barrer el salón y le pareció tan grande  como una tienda de muebles. Después cogió la fregona y como iba corriendo se resbaló con el agua y tuvo que recogerla, cuando terminó estaba muy cansado y se acordó que tenía que planchar la ropa y ordenarla en el armario. Se echó en el sofá y miró el reloj, era tardísimo y tenía que hacer muchas cosas todavía. Puso la plancha y conectó el lavavajillas, tocó todos los botones,  entonces ...  ¡olía a quemado!   había dejado la plancha sobre su camisa favorita y la quemó.
Tuvo que bajar otra vez por que la lavadora hacía ruidos que parecían gritos, sacó la ropa y había encogido.
Iba para arriba para hacer la cama y se encontró con el lavavajillas que echaba espuma como si fuera un cañón de espumna que terminó por llenar la cocina.
La mujer llegó feliz y contenta y le contó que el campo estaba precioso y los animales pastaban por los prados verdes, mientras ella araba las tierras con el tractor.
Mañana ...  !Otra vez¡


Final propuesto por Pedro José Navas. 

   ...  la mujer se lavantó a las siete de la mañana y cogió el tractor para ir al campo. En cuanto el padre se levantó, a las nueve de la mañana, se fue a preparar el cafe, echó el café dentro del filtro, hasta hora todo bien, hizo el café para él y colacao para los niños.
Terminó su café pero sin darse cuenta, se había equivocado y en vez de echar la sacarina echó las pastillas de somníferos y al rato estaba durmiendo en el suelo.
Mientras tanto la mujer se puso a trabajar con el tractor, empezó a recoger el trigo pero se equivocó de palanca y puso el tractor en el modo "sembrar", por lo que empezó a hacer boquetes como madrigueras de topo a todo lo largo de la plantación.
Mientras tanto el hombre despertó  deseando volver a realizar su antiguo trabajo.
Cuando llegó la mujer lo hablaron y se pusieron de acuerdo.
Él le pidió perdón y todo se arregló, pero empezaron a discutir sobre quien hacía más rápido su antiguo trabajo. 
Pero esto es otra historia. 


  

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